lunes, 11 de febrero de 2013

Agur Ratzinger Z

El Papa renuncia

Abandonará el pontificado el próximo 28 de febrero por "falta de fuerzas"


Agur, Ratzinger Z. Por fin estoy de acuerdo contigo en algo, en tu renuncia. El gesto te honra. Atrás quedan tus años en las Juventudes Hitlerianas, pero donde más daño has hecho es con tu pontificado, seguramente. Me gustaría ignorarte, pero los medios de comunicación no me dejan. Un saludo para todos mis amigos católicos, a los que considero mucho más progresistas que tú.
Tu labor en contra de la salud sexual, la homosexualidad y la apertura de la Iglesia Católica te ha dejado exhausto, no me extraña. Los casos de pederastia habrán minado tu incorruptible moral, sin duda. Seguro que los oros del Vaticano han cansado tu vista y los zalameros han desgastado tu oído. A partir de ahora, te deseo un descanso humilde, más acorde con tu voto de pobreza y tu vocación solidaria.
Ahora en el Vaticano se abrirá una danza de cuchillos para designar tu sucesor. Esperemos que el elegido lo inspire Dios, que de existir deber ser más bondadoso que los cardenales, cuya ambición puede más que su Fe.

Quiero romper una lanza por la Iglesia en cuanto a su labor social: la de los misioneros y sacerdotes de a pie, no la de la institución. Todo el mundo en África dice que ellos son los que mejor trabajan allí, los más fiables y fidedignos. Un saludo especial para Ángel Olaran en Wukro.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿ Dios admite dimisiones ?

Que acepte la mia.

Nacho dijo...

La Verdad no cambia, así no tienen cabida esas ideas, y menos cuando te refieres a aceptar como normal un trastorno como la homosexualidad. Dicho esto, siempre hay que dejar al hombre actuar en libertad. Pero una cosa es dejar y otra muy diferente no considerar pecados más o menos graves los actos de impureza. El considerar ciertas acciones y pensamientos como moralmente malos no es atacar a la personas en si. Detesta el pecado, ama al pecador. Es mejor comer con el pecador (como hacía Jesus con pecadores y publicanos) y enseñarles de que el camino a Dios pasa por la conversión interior.
La misión de la Iglesia es llevar los hombres a Dios y salvar sus almas. Por otra parte, si se reduce la misión de la Iglesia (entendida como lo que es realmente, la comunión de todos los seguidores de Cristo, la esposa de Cristo) a una misión únicamente social, es que no ha entendido nada del Evangelio.

Subversados dijo...

hola Nacho. gracias por comentar.
bien, no soy un teólogo ni mucho menos, aunque tuve ocasión de leer el Evangelio.
"La verdad os hará libres", decía Jesucristo, y yo entendí por verdad lo que nos liberase y no lo que nos esclavizase.
Si de la lectura del Evangelio debería entender cosas como que "la homosexualidad es un trastorno", todo tuyo.