sábado, 23 de marzo de 2013

El timo de la gripe A y el genocidio de las farmacéuticas

Arcadi Oliveres denuncia que el capitalismo no sirve. Y lo hace en base a una serie de indicadores. Los dos primeros son el hambre y el agua. El tercero es la enfermedad.
Las farmacéuticas tienen un inmenso poder y apenas escrúpulos. Un ejemplo de lo primero fue la Gripe A, que se ha demostrado que fue fruto de una campaña de presión de los laboratorios a la OMS para que la declarase pandemia.
El objetivo de las farmacéuticas en este caso era librarse de sus stocks de Tamiflú, un fármaco desarrollado en previsión de que la gripe Aviar pasara a los humanos. No fue así, y las empresas se vieron con los almacenes llenos de un producto al que, para dar salida, urdieron el fraude de la Gripe A.
El laboratorio que inventó el Tamiflú, por cierto, fue Glaxo Welcome, y su propietario, Donald Rumsfeld, secretario de Defensa de George W. Bush.

Las farmacéuticas cometen fraudes, pero también crímenes.

En el mundo, la cifra de enfermos de SIDA es estable: 40 millones. Cada año mueren 4 millones y enferman otros 4.
El 60% de estos enfermos, es decir, 24 millones, se encuentran en el África negra. de estos, sólo un millón recibe tratamiento médico y farmacológico.
¿Por qué?
Porque el tratamiento del SIDA se vende muy caro por culpa de la Ley de Patentes, "otra perversión del capitalismo", denuncia Oliveres. Esta norma permite a la empresa vender muy caro y en exclusiva el fármaco los primeros 20 años, que aunque en el caso del SIDA están a punto de expirar, si no lo han hecho ya, en África aún no han notado la reducción de precios.

En Suráfrica, se calcula que entre el 20 y el 25% de la población tiene SIDA. Un hijo de Nelson Mandela murió de esta enfermedad. Esta muerte causó un tremendo impacto en la población y el Gobierno, que como consecuencia pidió a las farmacéuticas que renunciaran a su derecho de patente. Estas se negaron, pero Suráfrica encontró otra vía. En India, el plazo de la ley de patentes nacional es de 8 años. El laboratorio indio Zipla ofreció a Suráfrica copiar los fármacos y venderselos a precio de costo.
Dos grandes laboratorios, uno alemán y el otro británico, presentaron una querella contra Zipla por competencia desleal, y perdieron. Pero no se rindieron, y presionaron a la Organización Mundial del Comercio (OMC) para que a su vez obligara a la India a cambiar su ley de patentes.
Oliveres denuncia que la OMC está siempre al servicio de las grandes compañías, que le recompensan: por ejemplo, el que fuera primer presidente de la organización, luego lo fue de British Petroleum.
La OMC consiguió su objetivo con amenazas y chantajes finacieros a la India. Médicos Sin Fronteras advirtió de que, como consecuencia, iban a morir muchos más a causa no sólo del SIDA, sino también de la malaria, el dengue y la tuberculosis, pero prevaleció el interés de dos laboratorios frente a las vidas de millones de personas. Así funciona el mundo.

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