“¿Te has tomado la medicación?”
Hay algo intrínsecamente malo en esa pregunta. Te está
diciendo: “Eso que estás diciendo (o tu ira, o tu carácter, normalmente
aletargados por los fármacos y a los que parece que perdiste hace tiempo el
derecho) no es válido, tienes un fallo que debe ser subsanado con esas
pastillas, vuelve a tu ser acomodaticio y pasivo al que nos tienes
acostumbrados, mantente en tu rol”.
El primer concepto que hay que superar es aquel mágico e infantil
de que la medicina es algo que nos cura cuando estamos malitos. Los
antipsicóticos no curan. Sí que sirven cuando tienes un episodio agudo para
resetearte. Se supone que, en ese estado psicótico, según la psiquiatría, eres
“refractario al diálogo”, pero no es que los psiquiatras sean unos genios de
ese arte.
Los antipsicóticos, más o menos, lo que hacen, y esto te lo
podrá decir cualquier psiquiatra honesto que no te trate como a un menor de
edad, es disminuir o controlar el nivel de dopamina de tu cerebro, de forma más
o menos agresiva. Los hay muy primitivos y violentos, como el Risperdal, que en
su día me provocó todos los síntomas del Parkinson.
Cuando padeces Parkinson, mueren tus neuronas que producen
dopamina. Los antipsicóticos no matan esas neuronas (o eso espero y me han
dicho), pero sí que las bloquean.
¿Qué función cumple la dopamina en nuestro cerebro? Muchas.
Psicomotriz, de alerta, de motivación, de confianza en ti mismo, de valor. La
cafeína, por ejemplo, es un dopaminérgico, como el enamoramiento. No es casual
que los pacientes psiquiátricos suelan engancharse al café, al igual que el 60%
fuman tabaco, otro estimulante que sólo te relaja cuando eres adicto, y que
está comprobado que bloquea la acción de los antipsicóticos.
1 comentario:
Ey amigo, me gusto lo que escribiste. Soy diagnosticado esquizofrenico paranoide. Vivi mucho tiempo sin medicacion y ahora la tomo solo cuando la necesito, cuando aparecen los sintomas positivos y no tengo manera de controlarlos solo. En fin. Saludos!
Publicar un comentario