Buenas a
todos.
Yo era un periodista acelerado. Incluso tomaba estimulantes (en EE UU, el consumo de estas sustancias ha aumentado el 70% desde 1998 en el contexto laboral).
Hacía turnos de doce días, como la mayoría de mis compañeros. La
inmediatez es un principio en periodismo, y se convierte en urgencia. No
habría demasiado problema si, pasada esa "emergencia", motivada porque
el lector quiere "ya" la información, nos relajáramos un poco. Mi
segundo brote psicótico me descabalgó de esa loca carrera. Ahora he
aprendido a vivir con calma, mi mayor conquista de mis 30 y tantos es
que duermo mejor que nunca y, sin embargo, me topo con la incomprensión
social de este mundo acelerado. Por eso me uní al grupo de Facebook
Decrecimiento y he creado la colmena del mismo nombre en beBee.
¿Hay alguien ahí?
; )
Tengo que decir que igual vuelvo al periodismo (de hecho, ya estoy
mandando CVs de periodista, y mis perfiles en Linkedin y beBee evidencian qué es lo que me interesa), aparte de por vocación, porque mi último
trabajo ha sido en hostelería (¿qué os voy a contar de cuándo quiere el
cliente todo?) y en el anterior, buzoneando en una empresa de "trabajo
protegido", nos cronometraban.
Un saludo.
Os dejo un enlace muy interesante sobre el libro "Elogio de la lentitud", del también periodista Carl Honoré
http://www.elblogalternativo.com/2009/07/21/elogio-de-la-lentitud-de-carl-honore-vivir-deprisa-no-es-vivir-es-sobrevivir/#comment-461151
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